Dos partidos de este fin

Por Reimon.

     Este fin de semana hubo muchos partidos en todo el mundo, desde las grandes ligas europeas (excepto en Inglaterra por el clima), hasta la Copa Africana de Naciones, pasando por el Interliga. Y la verdad es que muchos de esos cotejos merecen menciones especiales, como la goleada del Barcelona, el juego sólido del Madrid o la impresionante racha invicta del Birmingham (que ni el ManU pudo cortar). Pero hubo dos juegos en especial que a mí en lo personal me agradaron bastante, por el desarrollo, el resultado, y lo que representan.

El primero fue el disputado en Turín, Italia. La Juventus recibía al Milán en el partido más esperado de la jornada en el Calcio. Siempre he dicho que no sólo hay que ver los partidos europeos con grandes nombres, pero tengo que admitir que esta vez sí que esperaba este juego con ansias, después de todo, un clásico es un clásico. Además este clásico tenía algo más, representaba la definición de quien sería el perseguidor del intratable Inter (que volvió a ganar). Cualquiera que sólo hubiera visto el inicio de la temporada del Milán se sorprendería ante el resultado final, pero la verdad es que luego de ver su impresionante remonte (el cuál no se dio al momento de enfrentar al Madrid en Champions, sino que desde antes ya mostraban que merecían más) un resultado así no era para nada descartable.

El 0-3 que le propinaron a la Juve es una clara muestra de que el Milán está para grandes cosas. Y vino a dar algo de razón a las palabras de Ronaldinho (quien se encargó de empujar el balón dos veces a la red) previas al partido, en donde se dijo encontrarse en el mejor momento de su carrera, siendo aún más feliz que en el Barcelona, y comparando el juego de su equipo con el de la escuadra azulgrana. Es cierto que el partido no fue el más vistoso, pero arrojó muy buenos detalles técnicos, en el que el Milán hizo un partido completo y donde Leonardo supo cómo aprovecharse del desacertado equipo local. El brasileño ha sabido armar sus piezas para formar un 4-3-3 que funciona a la perfección, aprovechando la inteligencia y el toque de Beckham para suplir la baja de Pato. Antes sonaba a locos, pero lo que dijo Ronaldinho, que los rossoneros podían ganar la liga y la Champions, cada vez suena más posible.

El otro encuentro que me llamó la atención fue el que se encargó de inaugurar la Copa Africana de Naciones en Angola, en donde los anfitriones se enfrentaron a Mali en un encuentro no apto para cardiacos. Y antes de proceder con mis impresiones: ¡Qué bueno es hablar de futbol en África! Ojalá todas las sensaciones previas se olviden y del lamentable hecho acontecido a la selección de Togo sólo surjan soluciones para evitar que se repita.

El partido, como ya dije, fue de locos, al minuto 35 seguían 0-0, pero entonces Angola comenzó a desplegar un gran juego gracias a la arriesgada postura 4-1-2-1-2 con la que contaban con 5 hombres atacando (ya le echamos el ojo a Alberto José Mabiná, extremo derecho, talentoso y joven, en lo que es el primer Jugador Desconocido de la Copa), y a falta de 11 minutos, ya tenían a Mali contra las cuerdas con un contundente 4-0, pero es entonces donde los visitantes finalmente reaccionaron, con los centros cruzados (y Seydou Keita que entró de cambio) como su principal arma, y al minuto 95 lograron firmar el increíble empate a cuatro.

Muchos dirán que este tipo de partidos se debe al nivel inferior de los africanos, pero son resultados que se dan hasta en la finalísima de la Champions League (sino que le pregunten al Milán). La verdad es que la CAN, que se ha visto manchada por la violencia, es una competición que merece mucha más atención, en especial de este lado del atlántico, pues si bien no es tan glamorosa como una Champions o una Euro, sí es un torneo que nos deja una sensación especial que ningún otro logra, además de que siempre podremos deleitarnos con el gran nivel que las selecciones de África han alcanzado.